viernes, 20 de marzo de 2009

Atascado

El tiempo pasa y el sentimiento sigue presente. Me atrevería a decir que con cada instante que se esfuma la sensación simplemente crece y se expande. ¿Cuánto tiempo tiene que pasar antes de que uno pueda aceptar la inviabilidad de lo que se quiere?

Y es que todo lo entiendo a la perfección. Cualquier consejo que reciba será algo que ya contemplé y hasta acepté como solución. Soy muy bueno en la teoría, pero tan malo en la práctica.

A pesar de la dicha que me ha traído el vivir todas estas nuevas experiencias, últimamente es más angustia y miedo lo que cosecho. Cada día siento pavor al imaginar que la pierdo y es que solo ella ha despertado en mí una alegría que ni siquiera podría tratar de describir.

Ha sido tan corto nuestro tiempo. Ridículamente corto. Nadie creería que alguien podría sentir algo tan fuerte por otra persona en tan pocos días compartidos cara a cara. No espero que entiendan que está ahí, ya que es difícil de creer y hasta sueno un poco tonto diciéndolo. Únicamente digo lo que siento: yo se que de verdad está ahí.

A veces pienso: ¿Qué estoy haciendo aquí? He estado en un lugar mejor. Tengo que volver. Tengo que estar ahí. Tengo que sentir todo eso de nuevo. No es obviamente un lugar físico a donde quiero ir, quiero regresar a ese estado de plenitud que solo pude sentir a su lado.

Día a día vivo del recuerdo. Cada vez que mi mente tiene un momento libre (cosa que pasa con excesiva frecuencia últimamente) se escapa al pasado, días perfectos en noviembre por los que daría cualquier cosa por vivir otra vez.

Es evidentemente una droga, muy dañina por cierto. Su efecto se acaba cuando abro los ojos y me encuentro totalmente solo en mi habitación. No hay nadie a mi lado. No se siente nada bien.

Esto se repite una y otra vez durante el día y con mayor fuerza en la noche. Me encuentro aferrado a lo que queda de una pulsera, a un libro para niños, a un juguete de Arceus, unas gomitas que nunca me comí o viendo fijamente el dibujo de un Pretty Pony. Lo que sea que me haga sentir un poco más cerca de ella.

Siempre he sido consciente de que lo que busco es imposible, lo que quiero es impensable. De ahí que la mayoría de personas piensen que soy un iluso y no entiendan por qué sigo con esto.

Si estuviera en los zapatos de alguien más probablemente pensaría igual: pobre adolescente que cree que sabe lo que quiere, sólo exagera, no sabe lo que es querer en verdad.

Puede que tengan razón. Tal vez en un tiempo todo desaparezca y solo quede un recuerdo de una época más en mi vida. Uno de esos “amores” de juventud. Es muy probable que pase, de hecho parece inevitable que suceda y entonces pensarán que todo fue un teatro, un drama, un ridículo. Eso no es así, el que todo se vaya y haya sido producto de mi inmadurez y tal vez un poco de hormonas no quiere decir que no lo este sintiendo con vehemencia en este momento. Aclaro que no comparto la idea de que lo que siento sea algo irreal o causado por algún factor relativo a mi edad.

Con todo en mi contra, albergo una tonta esperanza, una vana ilusión de que de alguna forma mi historia trascienda y no sea solo una fantasía que nunca fue más que eso. Al rato…..

No hay comentarios:

Publicar un comentario